Mitsubishi L 200
diseño también para el tiempo libre. Independientemente del hobby que se tenga, el L 200 nunca se queda pequeño. Incluso ofrece espacio suficiente para motocicletas, quads y otras máquinas, pudiendo protegerse los objetos valiosos si se coloca el techo duro desmontable. Si hace buen tiempo una lona resulta la cobertura más práctica. El L 200 acertó desde el principio con el gusto de los clientes, su robusta estructura con el potente motor tuvo una gran aceptación. Sólo tres años después se lanzó al mercado un nuevo modelo con un lavado de cara, destinado a satisfacer aún más las necesidades del cliente y a alcanzar mayores cifras de ventas.
El último L 200, incluido también en el programa actual de Mitsubishi, ofrece 5 asientos, uno más que su antecesor, y por fin, espacio suficiente para los pasajeros. El diseño del L 200 ha sido remodelado una vez más y el motor turbodiesel de 2,5 litros es todavía más potente. La nieve y el hielo dejan de representar un problema para el todoterreno. Sus demás propiedades contradicen en parte a las del L 300, la primera camioneta de Mitsubishi. Su elevado precio de compra se ve compensado por los bajos costes de reparación. Si bien presenta un buen comportamiento en carretera, como el L 300, a veces, la dirección reacciona de forma algo imprecisa en tramos rectos. El consiguiente aumento del radio de giro es inevitable, lo que, añadido a su tamaño, dificulta el aparcamiento.
Mitsubishi L 300
El L 300 es la primera camioneta de la marca Mitsubishi. Opcionalmente también se ofrece como minibús con 8 ó 9 plazas. Ambos poseen una amplia superficie de carga, la camioneta por definición y en el minibús simplemente desplazando el asiento trasero hacia delante o hacia atrás. Cabe la posibilidad de ampliar aún más el espacio plegando el respaldo, consiguiendo así una superficie plana de dos metros de longitud. Igual de prácticas resultan las dos puertas corredizas del L 300. Su pequeño radio de giro con dirección asistida permite un aparcamiento sencillo. El cambio en el volante, aunque poco convencional, resulta muy fácil de manejar.
El módico precio de compra del L 300 le concede todavía más puntos positivos. Gracias a la calidad de los materiales y al acabado rara vez se producen fallos. Sin embargo, las posibles reparaciones pueden resultar algo caras. A los altos precios de los recambios se le suma su difícil disponibilidad. Otros inconvenientes del L 300 son su sensibilidad al viento lateral y el compartimento del motor debajo del asiento del conductor. La falta de dispositivos de apoyo dificulta los trabajos más sencillos como medir el nivel de aceite. Con todo y con eso, el L 300 resulta una buena opción de compra como monovolumen familiar o camioneta con una buena relación calidad/precio.
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